LA NIEBLA.
Siempre soñó con aquel momento.
Hacía ya algunos meses que intuía que iba a llegar más bien pronto que tarde. ¿Cuándo? se preguntaba una y otra vez…
Como siempre, lo esperado hace acto de presencia y le surgió en ese encuentro una sensación de cierta tranquilidad, de cierta calma… De un extraño sosiego.
Comenzó entonces a soñar como nunca antes lo había hecho.
Aquel espíritu se convirtió, casi instantáneamente, en algo para lo que se había preparado durante muchos años atrás.
Le resultó, sin embargo, inquietante.
Era como si hubiere recuperado su libertad aunque siempre se supo libre.
Ese día anduvo aquella distancia, como todos los días, hacia aquel edificio tantas veces visitado. Aquel edificio que contenía lo que le era familiar. Era un edificio que forma parte de su vida, donde muchas vidas también forman parte de…Otras muchas vidas. Era, pensó, un edificio inteligente. Estaba provisto de muchos cables escondidos detrás de aquellos conectores desde donde surgían aquellas otras vidas que se comunican, que nos encuentran…
Cuando hubo terminado la jornada, así la llamó, cruzó el umbral de la última puerta, aquella que le mostraba la salida, su salida… Y se despidió mas no sintió aquello que un día pensó… Sencillamente lo hizo.
El día todavía estaba en su esplendor, sin embargo se encontró una niebla, turbadora de lo espesa y de lo imprevista.
No se veía nada a los lejos, era como una cortina infranqueable y… tuvo miedo de adentrarse.
Se sabía preparada para ello y lo hizo, decidida.
Hubo un momento en el cual se sintió insegura allí adentro, en el corazón de aquel fenómeno.
Hizo ademán de desandar sus pasos y buscar la tranquilidad y pensó; Quiero descubrir lo que hay allí detrás. Quiero que esta realidad se disipe porque mis sueños están allí, ¡ Lo presiento ¡, Se dijo…
El tiempo parecía se hubiese parado aunque ella seguía andando hasta que, al fin, aquella niebla se fue disipando y aclarando delante de ella y … ¡ Desapareció !.
Tras de sí, allí permanecía, igual de infranqueable.
Miró hacia adelante y se sintió dueña de... Su tiempo…
Sonrió como nunca lo había hecho. Se llenó de una misteriosa energía que la animaba a continuar su historia, aquella historia que le pertenece y que ha compartido con tantas y tantas personas, enriqueciéndose y enriqueciéndolas, a la vez.
Existen personas que cruzan aquella niebla y no regresan.
Existen otras personas que saben el camino de vuelta porque no se desorientan en esas circunstancias y son capaces de cruzar cuando sienten esa necesidad; lo hacen enteramente a su antojo.
Es más, a veces llego a la conclusión de que, existen esas otras personas que, tienen una especie de misión, la de crear lazos, la de crear conexiones,...
Esas personas jamás, y ese es el secreto, verán esa niebla. En ocasiones divisan algo de neblina, ¡Sí, sí...! formándose delante de ellas e instintivamente soplan... Y desaparece !!
Instintivamente !!
LA NIEBLA.
Hacía ya algunos meses que intuía que iba a llegar más bien pronto que tarde. ¿Cuándo? se preguntaba una y otra vez…
Como siempre, lo esperado hace acto de presencia y le surgió en ese encuentro una sensación de cierta tranquilidad, de cierta calma… De un extraño sosiego.
Comenzó entonces a soñar como nunca antes lo había hecho.
Le resultó, sin embargo, inquietante.
Era como si hubiere recuperado su libertad aunque siempre se supo libre.
Ese día anduvo aquella distancia, como todos los días, hacia aquel edificio tantas veces visitado. Aquel edificio que contenía lo que le era familiar. Era un edificio que forma parte de su vida, donde muchas vidas también forman parte de…Otras muchas vidas. Era, pensó, un edificio inteligente. Estaba provisto de muchos cables escondidos detrás de aquellos conectores desde donde surgían aquellas otras vidas que se comunican, que nos encuentran…
Cuando hubo terminado la jornada, así la llamó, cruzó el umbral de la última puerta, aquella que le mostraba la salida, su salida… Y se despidió mas no sintió aquello que un día pensó… Sencillamente lo hizo.
El día todavía estaba en su esplendor, sin embargo se encontró una niebla, turbadora de lo espesa y de lo imprevista.
No se veía nada a los lejos, era como una cortina infranqueable y… tuvo miedo de adentrarse.
Se sabía preparada para ello y lo hizo, decidida.
Hizo ademán de desandar sus pasos y buscar la tranquilidad y pensó; Quiero descubrir lo que hay allí detrás. Quiero que esta realidad se disipe porque mis sueños están allí, ¡ Lo presiento ¡, Se dijo…
El tiempo parecía se hubiese parado aunque ella seguía andando hasta que, al fin, aquella niebla se fue disipando y aclarando delante de ella y … ¡ Desapareció !.
Tras de sí, allí permanecía, igual de infranqueable.
Miró hacia adelante y se sintió dueña de... Su tiempo…
Sonrió como nunca lo había hecho. Se llenó de una misteriosa energía que la animaba a continuar su historia, aquella historia que le pertenece y que ha compartido con tantas y tantas personas, enriqueciéndose y enriqueciéndolas, a la vez.
Existen personas que cruzan aquella niebla y no regresan.
Existen otras personas que saben el camino de vuelta porque no se desorientan en esas circunstancias y son capaces de cruzar cuando sienten esa necesidad; lo hacen enteramente a su antojo.
Es más, a veces llego a la conclusión de que, existen esas otras personas que, tienen una especie de misión, la de crear lazos, la de crear conexiones,...
Esas personas jamás, y ese es el secreto, verán esa niebla. En ocasiones divisan algo de neblina, ¡Sí, sí...! formándose delante de ellas e instintivamente soplan... Y desaparece !!
Instintivamente !!